viernes, 10 de octubre de 2025

Aproximaciones a algunas convenciones profesionales

 


No existe un reglamento universal o una norma oficial que exija a los psicopedagogos y las psicopedagogas vestir de bordó o morado. Sin embargo, el uso de estos colores se ha convertido en una convención fuerte y simbólica dentro de la profesión, especialmente en países de América Latina como Argentina, Uruguay, Chile y otros.

Las razones son una combinación de historia, simbolismo y práctica. 

Razones Históricas y de Identidad Profesional

En sus inicios, la Psicopedagogía luchó por ser reconocida como una disciplina independiente de la Psicología y la Pedagogía. Para crear una identidad propia, se adoptaron elementos distintivos, y el color del uniforme (en contextos donde se usan uniformes, como escuelas u hospitales) fue uno de ellos.

  • Diferenciación de otras profesiones: Los psicólogos suelen asociarse con el blanco (en entornos clínicos) o no tienen un color definido. Los fonoaudiólogos suelen usar verde agua o celeste. El bordó/morado sirvió para que la figura del psicopedagogo fuera inmediatamente reconocible en la escuela.

  • Tradición y costumbre: A medida que las primeras generaciones de psicopedagogos comenzaron a usar este color, se estableció una tradición que las siguientes generaciones adoptaron, creando un sentido de pertenencia y comunidad.

Cara 1: La Revolución Interior

Esta es la dimensión que se enfoca en el individuo que aprende. El psicopedagogo, vestido de este color, es un guía en el mundo interno de la persona.

  • Morado (Sabiduría y Creatividad): Es el color de la introspección y el misterio de la mente. El psicopedagogo necesita creatividad para descifrar cómo aprende cada cerebro y para diseñar estrategias únicas. Representa la "chispa" del aprendizaje, la imaginación y la búsqueda de soluciones novedosas.
  • Bordó (Contención y Paciencia): Es el color terrenal y sereno. Simboliza la contención emocional, la estabilidad y la paciencia necesarias para crear un espacio seguro donde un niño o adulto pueda sentirse vulnerable frente a sus dificultades sin ser juzgado.

En resumen, esta cara representa la misión de encender la chispa del aprendizaje (morado) dentro de un entorno de seguridad y confianza (bordó).

 


Cara 2: La Revolución Exterior (El Significado Social y Político)

Esta es la dimensión que se enfoca en el sistema y la comunidad. El psicopedagogo, con este color, se posiciona como un agente de cambio en la estructura educativa y social.

  • Morado (Feminismo y Diversidad): Como color del feminismo, reconoce que la profesión es mayoritariamente femenina y se alinea con la lucha por la equidad. Como color de la comunidad LGBTIQ+, refuerza el compromiso con la inclusión y el respeto a todas las formas de ser y de aprender. El psicopedagogo no "arregla" al diferente, sino que lucha por adaptar el sistema para incluirlo.
  • Bordó/Morado (Crítica y Transformación): Como color de las revoluciones (como la del '68), representa el espíritu crítico frente a los modelos educativos rígidos y homogeneizadores. El psicopedagogo no aplica recetas; cuestiona, investiga y propone nuevas formas de enseñar que sean más justas y efectivas para todos.

En resumen, esta cara representa la misión de luchar por un sistema educativo más inclusivo (morado) y de cuestionar críticamente las prácticas que generan exclusión (bordó/morado revolucionario).

 

El Psicopedagogo como "Agente de la Doble Revolución"

Cuando un psicopedagogo viste este color, representa de manera silenciosa pero elocuente que su trabajo no puede separar la transformación individual de la transformación social.

  • No se puede ayudar a un niño a aprender (revolución interior) sin entender y combatir los prejuicios, las barreras arquitectónicas o la falta de recursos que ese niño enfrenta (revolución exterior).
  • No se puede abogar por un sistema más justo (revolución exterior) sin tener las herramientas de contención, creatividad y paciencia para trabajar con cada individuo que ha sido herido por ese sistema (revolución interior).


El bordó/morado es, por lo tanto, el color de la contención revolucionaria y de la sabiduría transformadora. Es el estandarte de una profesión que comprende que el aprendizaje es un acto profundamente humano, social y político, y que se compromete tanto con la sanación de las heridas individuales como con la construcción de un mundo donde esas heridas dejen de infligirse.

Es un color que dice: "Aquí estoy para escucharte, contenerte y ayudarte a encontrar tu propia luz, pero también estoy aquí para cambiar el sistema que oscureció esa luz en primer lugar".


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